Lo sencillo. Lo escueto y humilde, que carga con mucho silencio. Que contiene más historia adentro que afuera.
Isamu Noguchi nació de la unión de un poeta japonés y una escritora estadounidense.
Algo así como poner en palabras occidentales a la poesía japonesa. Esa expresión se hizo posible en su escultura, sumando en su formación, el haber trabajado con el escultor rumano Constantín Brancusi, considerado pionero del arte moderno. Este último aportó “la escultura abstracta” a la historia del arte occidental.
Ni más ni menos.
Y en medio de toda esta mezcla es evidente que ambos escultores, coinciden en la búsqueda de lo natural y sencillo. Porque su única intención siempre es simplificar.
Lo simple es siempre natural.
Mi encuentro con ellos es en medio de un paisaje de agua, rocas pulidas por el viento, el tiempo y el silencio adentro se cuenta un poema del padre de Noguchi: